Son varios los síntomas que presentan las personas que padecen el síndrome del impostor. A continuación te presento los más comunes.
Miedo a no ser suficiente
Ninguna formación es suficiente. Me refiero a que si tienes una carrera, necesitas un máster, si tienes el máster, debes tener varios presenciales, aunque hayas hecho 4 o 5 cursos de la terapia que te apasiona, siempre el siguiente será el definitivo.
¿Sabes qué? Eso nunca va a suceder, por una causa o por otra vas a sentir un bloqueo mental constantemente.
Me refiero a que estás dentro de un bucle recurrente. Buscar clientes o exponerte te produce ansiedad y, dado que lo solventas escapando (es decir, te animas con otro curso nuevo), vas anclando y grabando esta conducta en ti de forma cada vez más profunda y reiterativa.
Miedo a exponerse
La causas principal de este miedo es que te da vergüenza que los demás te puedan pillar. Es decir, que se den cuenta de que eres un auténtico fraude.
Siento decirte que padeces inseguridad crónica y tienes la sensación de que vas a cagarla cuando menos te lo esperes porque «quién eres tú para merecer todo lo que has soñado conseguir».
Miedo al fracaso
Como te comenté anteriormente, si lo piensas, todos tus males dentro del síndrome del impostor se reducen al miedo a fracasar y bloquear toda acción que puedas hacer para estar más cerca de tu objetivo.
Tu perfeccionismo te está matando y cuanto antes seas consciente de ello, antes podrás ponerte manos a la obra para ser diferente.
Quiero hacerte una pregunta personal que necesito que medites. ¿Para quién tenías que ser perfecto? ¿Para tu madre o para tu padre?
Esta es la causa principal de tu sufrimiento porque toda conducta negativa tiene una intención positiva en el origen.
Parálisis por análisis
Como te explico en esta entrada sobre el la parálisis por análisis, pospones una y otra vez tus sueños debido a que no eres capaz de enfrentarte a tus miedos.
La procrastinación es uno de los síntomas que los demás pueden apreciar, mientras que no sospechan de los síntomas anteriores, que son tus infiernos interiores.
Infravalorar los logros personales
Otro síntoma muy común es que jamás reconoces un solo logro tuyo. No sea que empieces a creer en ti, te vengas arriba y vuelvas otra vez con tus pensamientos recurrentes o rumiativos de «¿te imaginas si pudiera conseguir mis sueños?».
No, no y mil veces no, eso no es para ti. Tú no vales nada y tus logros se deben a casualidad divina o porque seguro que a todos les ocurre lo mismo o lo lograrían si estuvieran dónde estás tú.
Todos estas conductas que te he mostrado hasta aquí son las más comunes que hacen que te bloquees tanto mental como emocional y acabes tirando la toalla por tus sueños.